Relaciones bilaterales

Las relaciones bilaterales entre Finlandia y Argentina tienen una larga historia. Principalmente, han estado basadas en la cooperación económica. Argentina reconoció la independencia de Finlandia en mayo de 1918, siendo uno de los primeros países en hacerlo fuera de Europa. Las relaciones diplomáticas entre nuestros países se establecieron en 1923, y la primera Embajada de Finlandia en América Latina fue fundada en Buenos Aires en 1929.

Las relaciones políticas entre Finlandia y Argentina son muy buenas. En los últimos años tanto delegaciones oficiales como comerciales han viajado entre nuestros países. La imagen de país de Finlandia en Argentina es muy positiva y Finlandia es conocida especialmente como un país modelo de educación.

Finlandia y Argentina cooperan en los foros internacionales en la defensa del sistema internacional basado en reglas y en cooperación multilateral.

En Argentina se estima que viven entre 150 y 200 finlandeses, de los cuales una pequeña parte desciende de la migración finlandesa a Argentina en el año 1906.

Las relaciones diplomáticas entre Finlandia y Argentina 1918-1998

El 11 de mayo de 1918, la República Argentina reconoció a la República de Finlandia como un estado «libre e independiente». Argentina fue el primer estado de América Latina en reconocer la República de Finlandia, que, en los últimos días del Imperio de Rusia, había proclamado su independencia el 6 de diciembre de 1917.

Las relaciones diplomáticas entre Finlandia y Argentina se establecieron unos años después, cuando, el 12 de diciembre de 1923, el cónsul argentino en Helsinki remitió el plácet del embajador Gabriel Martínez Campos al ministro de relaciones exteriores de Finlandia. La concesión del plácet fue informada al cónsul argentino por carta el 17 de diciembre de 1923. Sin embargo, este embajador nunca llegó a Finlandia.

El plácet para el nuevo embajador, Hilarión Moreno, con sede en Praga, llegó a Helsinki por telegrama el 24 de septiembre de 1924. Moreno recibió su plácet el 11 de octubre de 1924, y el nuevo embajador entregó personalmente sus cartas credenciales el 10 de junio de 1926.

En enero de 1928 Robert Levillier fue nombrado embajador de Argentina en Finlandia. Él llegó a Finlandia con su esposa en junio de 1928. Levillier presentó sus cartas credenciales al presidente L.K. Relander el 6 de julio de 1928. En su discurso, elogió las relaciones entre Finlandia y Argentina y el desarrollo de la vida económica finlandesa. El mandato de Levillier cesó en octubre de 1930. Después de él, la función fue desempeñada formalmente por Eduardo Labougle, el embajador de Argentina en Estocolmo, hasta marzo de 1932. Labougle fue sucedido por el embajador argentino en Copenhague, Carlos Quintana. Quintana visitó al presidente P.E. Svinhufvud para despedirse el 5 de julio de 1934.

A lo largo de la década de 1920, el ministerio de asuntos exteriores de Finlandia gestionó las relaciones con América Latina a través de su embajada en Madrid. En 1929 se estableció la primera misión de Finlandia en América Latina, en Buenos Aires. El 1 de julio de 1929, G.A. Gripenberg fue designado primer embajador de Finlandia ante la República Argentina. La razón principal del establecimiento de la embajada en Buenos Aires fue la gestión de las relaciones comerciales. A ellas se sumaron las operaciones en Sudamérica de una sociedad finlandesa de navegación, Suomen Höyrylaiva Osakeyhtiö, y las colonias finlandesas que se habían establecido en el continente.

El embajador Gripenberg llegó a Buenos Aires a mediados de septiembre del año 1929. El 5 de octubre de 1929, Gripenberg presentó sus cartas credenciales al presidente argentino Hipólito Irigoyen. El presidente expresó su satisfacción por la decisión de Finlandia de establecer una misión en Buenos Aires y dijo que las «realidades de la vida» eran más importantes que las formalidades en ambos países. El embajador Gripenberg le señaló la ubicación de Finlandia en un pequeño mapa de Europa que tenía.

El nuevo embajador había recibido instrucciones de Helsinki de iniciar las negociaciones de un tratado comercial con las autoridades argentinas. Gripenberg no se mostró muy optimista con respecto a la tarea que recibió. Ya, desde 1922, existían tratos de negociaciones sin éxito entre Finlandia y Argentina a cargo del embajador argentino. Los principales productos de exportación de Finlandia en la década de 1920 a Argentina eran papel de periódico y otros productos de papel, cartón, madera contrachapada, turba, cemento y celulosa. En cuanto a la madera contrachapada de abedul, Finlandia era el único proveedor. Desde Argentina se importaba avena, maíz, salvado de trigo, linaza, pieles y agentes curtientes, así como pasteles de aceite vegetal.

Finalmente, en el verano de 1930, Gripenberg le presentó al presidente Irigoyen, el borrador de un acuerdo que solo aplicaría aranceles sobre la madera contrachapada y el salvado. La propuesta fue acogida favorablemente. Solo once días después de la reunión, el teniente general José Francisco Uriburu tomó el poder en Argentina. Finlandia reconoció rápidamente al nuevo gobierno, pero no se pudo concluir el acuerdo aduanero hasta noviembre de 1931. El cambio del presidente argentino en febrero de 1932 no ayudó a la causa. El nuevo gobierno rescindió el contrato en mayo de 1932, tras solo seis meses de vigencia. El canciller argentino, Carlos Saavedra Lamas, consolaba al embajador Gripenberg diciendo que el gobierno argentino sentía «las mayores simpatías por Finlandia» y que los países aún llegarían a concluir varios acuerdos. Gripenberg ya no los negociaba y terminó su mandato en 1933.

El acuerdo comercial finalmente logró firmarse en 1935. Del lado finlandés, los negociadores fueron el embajador Eino Wälikangas, y el director gerente de la Asociación Finlandesa de Fábricas de Papel, Hjalmar J. Procopé. El objetivo de la negociación era salvaguardar las exportaciones de Finlandia y una reactivación de las importaciones de Argentina a Finlandia. La ratificación del acuerdo quedó estancada en el parlamento argentino, por lo que no entró en vigor en toda su extensión.

Si bien las negociaciones de tratados comerciales a lo largo de la década de 1930 no lograron los objetivos establecidos, las actividades generales de política comercial de la embajada tuvieron éxito. La embajada llamó «la atención de los exportadores finlandeses sobre las perspectivas que ofrecía el mercado argentino, proporcionándoles información sobre las condiciones comerciales, proponiendo reformas y cambios a la organización técnica de las exportaciones finlandesas a Argentina y adquiriendo agentes adecuados para los exportadores».

Durante la Guerra de Invierno entre Finlandia y la Unión Soviética (1939-40), la opinión pública en Argentina era casi invariablemente en favor de Finlandia. Argentina ocupó un lugar destacado en la Asamblea General de la Naciones Unidas en diciembre de 1939, apoyando la expulsión de la Unión Soviética de la organización debido a su política de agresión.

Ese mismo año, Argentina decidió abrir su propia embajada en Finlandia, pero el estallido de la guerra retrasó el proyecto. Los años de guerra fueron muy tranquilos en la embajada de Finlandia en Buenos Aires por el cese de las actividades comerciales. Las conexiones postales estaban prácticamente cortadas y las conexiones por telegrama solo se operaban de forma intermitente a través de la embajada finlandesa en Washington.

El «Equator» de la línea finlandesa sudamericana fue el primer barco finlandés que llegó a Buenos Aires después de la guerra, el 13 de enero de 1946. Los vínculos comerciales se reavivaron gradualmente. El nuevo embajador de Finlandia, Ernst Ossian Soravuo, comenzó en Buenos Aires en enero de 1947. Tras negociaciones en varias etapas, en marzo de 1947, Argentina concedió un crédito sustancial a Finlandia para la compra de productos argentinos. Al mismo tiempo, se acordó exportar centeno a Finlandia e importar papel de periódico a Argentina. El intercambio comercial consistía principalmente de los mismos productos que ya en la década de 1920. En 1949, se celebró un acuerdo comercial de cinco años.

La actitud general hacia la política económica, nacional y exterior de Finlandia fue positiva, tanto por parte de las autoridades como de la prensa argentina. A lo largo de la década de 1950, las relaciones entre Finlandia y Argentina continuaron en «el marco de amistad tradicional». Las interacciones oficiales entre los dos países se centraron en asuntos económicos. Formalmente, las misiones de Helsinki y Buenos Aires fueron ascendidas a embajadas en enero de 1957. Un acuerdo de exención de visado se firmó el 6 de septiembre de 1961 y un acuerdo en relación al servicio militar el 8 de mayo de 1963.

Los años setenta no dieron lugar a un desarrollo más visible de las relaciones políticas entre Finlandia y Argentina. El comercio entre los dos países se había convertido en un superávit considerable para Finlandia. Las exportaciones consistían casi en su totalidad en productos de la industria forestal y respectivamente la mayoría de las importaciones se componían de frutas. El superávit continuó, aunque en términos de productos, el intercambio comercial se diversificó hacia finales de la década, incluyendo, por ejemplo, el ARA Almirante Irízar, el rompehielos entregado por el astillero Wärtsilä de Finlandia a la Armada Argentina en 1978. En 1980, se firmó un acuerdo entre los dos países sobre cooperación económica, industrial y tecnológica.

El intercambio de visitas de alto nivel comenzó en la década de 1980, cuando el ministro de relaciones exteriores, Paavo Väyrynen, visitó Argentina en 1985. Le siguieron el ministro de comercio exterior Pertti Salolainen en 1990 y el ministro de comercio exterior Ole Norrback en 1996.

En 1987, el presidente de la República, Martti Ahtisaari, visitó a la Argentina como primer mandatario, con reuniones formales en Buenos Aires acompañadas de encuentros empresariales, y una visita a la provincia de Mendoza. En 1998, Carlos Menem, presidente de la República Argentina, reciprocó la visita a Finlandia.

Un Acuerdo de Promoción de Inversiones y Protección Mutua se firmó el 5 de noviembre de 1993 y un Tratado Fiscal para evitar la doble imposición en los impuestos sobre las ganancias y el patrimonio, el 13 de diciembre de 1994.

Fuente: Archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia, Sami Heino.

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En 2016, el primer ministro de Finlandia, Juha Sipilä, realizó una visita a Argentina junto a una delegación empresarial, y en 2018 la vicepresidenta de Argentina, Gabriela Michetti, visitó Finlandia. Durante la pandemia, en 2020, se realizó una videoconferencia entre la primer ministra de Finlandia, Sanna Marin, y el presidente de la República Argentina, Alberto Fernández.