A las amenazadas focas del Saimaa no les faltan amigos en invierno

Foto: Mikko Nikkinen

La nieve cae suavemente sobre la superficie helada del lago Saimaa, el más grande del país, mientras un amanecer azul ilumina la Finlandia Oriental. Mikko Uimonen agarra una pala ancha, conocida en finés como lumikola (“quitanieves”) y se pone a amontonar la nieve junto a las rocosas orillas del lago para formar un ventisquero.

Al principio cuesta imaginar el por qué de tan hercúlea tarea, pero Mikko Uimonen y sus compañeros voluntarios lo hacen por una buena causa: ayudar a las focas anilladas, una especie de agua dulce en peligro de extinción cuyo hábitat es el laberinto de bahías e islas que forman el lago Saimaa, y cuya población total se estima que es en estos momentos de unos 360 individuos.

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